¿Para qué sirven los modelos?
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Se han hablado mucho de los modelos matemáticos, pero poco se ha dicho de ellos. ¿Para qué sirven? ¿Cuáles son sus limitaciones? Son algunas de las preguntas que nos hacemos en este post.
La verdad está lejos de esta visión. La ciencia es un trabajo colectivo. Todo comienza con un intenso trabajo de grupo, desde los jefes de equipo que indican el camino hasta los doctorantes que desarrollan sus primeros pasos profesionales en el mundo de la investigación y ejecutan las labores más tediosas.
El trabajo de su investigación se basa en validar hipótesis. Para ello se buscan datos (medidas sobre el sistema que queremos entender) que de forma no ambigua puedan decantarse hacia alguno de los lados (confirmar o desmentir la hipótesis de trabajo).
Dependiendo del problema los datos son buscados y obtenidos de diferentes maneras. A la maneras de conseguir los datos se llaman experimentos y pueden ser considerados de 3 tipos:
Después de todo ello se somete a un proceso de evaluación y debate público. Las investigaciones se explican en un artículo con una extensa descripción de todo el proceso de la investigación que se envía a revistas científicas. En este primer proceso la revista envía el artículo a otros investigadores relacionados con el tema de investigación determinado y piden mejoras sobre el artículo si lo consideran oportuno.
Es aquí cuando mucha gente piensa que se ha acabado el camino. La prensa anuncia que se publicó tal investigación en la prestigiosa revista científica y para el gran público aquí termina todo.
Aquí es cuando en realidad comienza todo. El debate entre la comunidad científica. Otros grupos de investigación tratarán de replicar esa investigación o evaluar la misma hipótesis de diferentes formas y obtener resultados semejantes o conclusiones similares.
La verdad vendrá de los datos, pero siempre a traves de un consenso logrado desde un debate público y transparente.
Como ha quedado descrito, el proceso científico se basa en extraer conclusiones de unos datos a través de un debate público y transparente. Gran parte de este debate se basa en el rango de validez de dichas conclusiones.
La gran mayoría de debates en ciencia se asumen bajo la principal premisa que no se miente en las medidas que se han hecho. Tales debates se basan principalmente en:
Este último punto y sus preguntas es el punto más interesante en el debate científico. Y llegar a conclusiones completemente generalizables o “universales” es el gran premio de la ciencia. Al final, lo importante de una afirmación científica es el rango de validez que tiene. La teoría de la Relatividad General tiene un rango de validez que está limitado a grandes escalas, pero deja de funcionar en pequeñas, y no por eso deja de tener una importancia vital en la ciencia y como herramienta para entender el mundo.
Esto sí que es generalizable para cualquier medida que tomemos de la realidad. No podemos dar por hecho que una medida habla más allá que lo que ha medido en el momento que ha medido y con las limitaciones de medida que ha tenido.
En muchas discusiones del día a día o de política, de toda la vida hay quienes discuten pretendiendo generalizar datos anécdoticos al nivel de regla general. Desde el mundo del marketing a la política siempre se han aprovechado de ello para lanzar mensajes no del todo reales o directamente engañosos.
Estos hechos nos llevan a interminables conversaciones de besugos políticos en el que todo el mundo dice medias verdades pero debido a la falta de intereses comunes de alcanzar la verdad o de la dificultad de esta búsqueda todo queda en un aburrido bucle de magnánimes generalizaciones.
Esto ya generó preocupación en tiempos lejanos: desde la frase popular que describe los tres tipos de mentiras: “Mentiras, malditas mentiras y estadísticas” [5], pasando por el famoso libro “Cómo mentir con estadísticas” [6] del año 1954, ya lanzaban esta preocupación al debate público.
Hoy en día, con redes sociales y el exceso de información no correctamente procesada hace que nos perdamos entre la abundancia. Es dificil diferenciar cuál es la información correcta y cuál no. Quién respeta el rango de generalización de los datos y quién no. Y es aquí donde está el peligro.
Como ha quedado claro en todo este artículo, hay que ir con cautela a la hora de extraer conclusiones de ciertos datos. Por supuesto también hay que ir con mucha cautela con aquellas informaciones que generalizan rápidamente ciertos datos a grandes conclusiones.
Aquí compilo algunas de las recomendaciones para prevenir estos comportamientos. Todas son de sentido común:
Y en general, simplemente sé crítico. No te quedes con las primeras conclusiones, por mucho que a ti te gusten.
Más datos no tiene porque ser mejor. Mirar los datos y dejarse llevar por ellos no tiene porque ser mejor. Al final, en esta era, se nos dice lo importante que es mirar los datos cuando el verdadero mensaje debería ser sobre la importancia de cómo mirarlos.
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